Offline: La vida no es un videojuego
Offline: La vida no es un videojuego es una película alemana en la que un adolescente llamado Jan lleva tiempo preparándose para el Ragnarök, el mayor torneo anual de videojuegos online del mundo, que se juega por parejas y el premio es un millón de monedas de oro virtuales, pero hay que estar bien preparado ya que si te matan tu avatar será eliminado y tendrás que hacerte un nuevo personaje y comenzar desde el nivel de experiencia uno.
Los que quieren participar en el torneo tiene que ir jugando al videojuego online Batalla por Utgard para ir ganando experiencia y equipamiento. Y en el Ragnarök se van enfrentado todos los participantes hasta que solo quede uno, por lo que cuanto más nivel tenga su personaje mucho mejor.
Jan va a participar en el Ragnarök con su personaje llamado Fenris junto a otro jugador cuyo personaje se llama Gotrax. Pero unos días antes su cuenta del juego es hackeada por un jugador cuyo personaje se llama Loki y no puede usarla.
La policía pasa del tema así que se dirige a la sede del juego donde le dicen que rellene un formulario y ya lo investigarán. Resulta que allí también está una chica llamada Karo a la que también le ha pasado lo mismo y resulta que ella es Gotrax.
Así que Jan y Karo tras localizar la dirección IP de la persona que usa el personaje de Loki, deciden realizar un viaje hasta el lugar donde se encuentra para poder recuperar sus cuentas a tiempo y poder participar en el Ragnarök con sus personajes Fenris y Gotrax, pero Loki tiene otros planes.
Offline: La vida no es un videojuego, es una especie de comedia de aventuras y es una de esas películas que comienzo a ver por casualidad sin esperar gran cosa y me acaban gustando más de lo que me esperaba.
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