La primera cita de Sheila con Gary fue tan idílica que decide volver al pasado para revivirla una y otra vez. Esto es lo que veremos en la comedia romántica con toques de drama que se titula Una cita casi perfecta.
Las cosas en la vida de Sheila no iban nada bien, hasta el punto de pensar en suicidarse. Pero antes pasa por un centro de estética para hacerse las uñas y allí hay una máquina del tiempo que le permite volver al pasado 24 horas.
Sheila, ante la insistencia de la dueña que se llama June para que la utilice, retrocede un día y al entrar a un bar conoce a Gary del que se enamora. Gary le hace ver que la vida puede tener cosas buenas pero en vez de regresar al futuro y continuar la vida junto a Gary decide ir volviendo cada día a esa noche para volver a tener esa primera cita.
Sheila lo hace porque tiene miedo de que si avanza en la relación las cosas volverán a ir mal para ella se imagina que puede que Gary se cansará de ella y la abandone, o puede que muera… y por eso prefiere quedarse en esa primera cita en la que es tan feliz.
Gary es un joven que acaba de salir de una relación, es diseñador gráfico y siente una química especial con Sheila.
Ella en todas las citas le dice que viene del futuro y él le sigue el juego aunque no se lo cree. Hablan de sus padres, hablan de sus respectivas vidas… y todo fluye muy bien entre ellos.
Pero tras meses repitiendo la misma cita una y otra vez con los mismos comentarios pues la chispa de Sheila se va apagando y lejos de decidir dejarlo y seguir avanzando sin retroceder a ese día, decide que lo mejor es viajar al pasado de Gary para transformarlo en el hombre perfecto que ella cree que será con algunos cambios.
No es la típica comedia romántica en la que todos es fabuloso, ya que tenemos a una mujer que está tan cansada de su vida que no ve otra salida que suicidarse, pero entonces encuentra algo de esperanza a lo que se aferra y no es capaz de avanzar por miedo a perder lo único que la hace feliz.