Por el título de esta película, El hombre que mató a Hitler y después al Bigfoot, ya nos hacemos una idea de lo que nos vamos a encontrar.
En 1987 Calvin Barr es un hombre mayor que vive con su perro Ralph y lleva una vida tranquila, va al bar o visita a su hermano pequeño Ed que es peluquero para cortarse el pelo, cosas normales.
De vez en cuando le van viniendo recuerdos del pasado que nos van mostrando y así sabemos cómo mató a Adolf Hitler, algo que se vio obligado a hacer porque él no quería matar a nadie por mucho que se lo mereciera.
También tenemos momentos para el romance ya que también vamos viendo los recuerdos que tiene del amor de su vida, una profesora de la que estaba enamorado. Iremos viendo varios momentos de su vida con ella desde que la conoció hasta que se tuvo que marchar a la guerra.
Y además de ver todo esto, una noche se presenta en su casa un agente del FBI, que conoce su pasado, y un policía de Canadá porque necesitan su ayuda para matar a Bigfoot.
Resulta que el Bigfoot está enfermo, es el portador de una especie de peste que está propagando por todo el bosque en el que vive. En una zona de 80 kilómetros de bosques canadienses, a la que han llamado la zona muerta, ya han muerto todos los animales, menos las aves, por culpa del virus que trasmite el Bigfoot.
Además están comenzando a morir personas por lo que quieren acabar con él antes de que sea demasiado tarde, salga de esa zona del bosque y la situación se descontrole, ya que conseguir una vacuna llevaría mucho tiempo.
Han acudido a él porque además de conocer su pasado y saber de lo que es capaz, es inmune a la enfermedad que transmite el Bigfoot, así que salvar al mundo dependerá de Calvin Barr.
A pesar de que la película El hombre que mató a Hitler y después al Bigfoot lleva un ritmo tranquilo y me la esperaba con más acción, se hace entretenida y como no te muestran todo lo que pasó en el pasado de Calvin Barr del tirón si no que te lo van dosificando consiguen que mantengas el interés por saber más sobre su historia.