Kent tan solo quería hacer feliz a su hijo vistiéndose de payaso para su fiesta de cumpleaños, pero eligió el disfraz equivocado y ahora se está convirtiendo en un payaso que come niños.
Cuando se está celebrando la fiesta de cumpleaños del pequeño Jack de 7 años al que le encantan los payasos, Meg recibe una llamada de la empresa en la que habían contratado un payaso y le dicen que no va a poder ir.
En ese momento Kent, que es agente inmobiliario, está en una de las nuevas casas que tiene que vender y cuando su mujer le avisa de lo sucedido decide que él hará de payaso y busca en esa casa algo con lo que disfrazarse. Casualmente en un baúl encuentra un disfraz de payaso, se lo pone y se va a la fiesta.
Una vez termina la celebración, Kent no consigue quitarse el disfraz y es que en realidad eso no era un disfraz, es piel y pelo de un demonio que vivía en una cueva en las montañas y se comía 5 niños para pasar el invierno.
A partir de ahí Kent comienza a tener una serie de cambios tanto físicos como en su personalidad. Kent y su mujer tratan de encontrar la manera de quitarle el traje para acabar con la maldición antes de que se complete la transformación, para que vuelva a ser el dulce padre de familia que era y no se convierta en un payaso hambriento de niños.