Víctima del poder es una película dramática basada en hechos reales en la que nos cuentan la historia de un joven canadiense llamado Daniel Léger que en 1989 fue condenado a 100 años de cárcel en Tailandia por tráfico de drogas, pero lo curioso es que fue la policía federal de Canadá la que le llevó hasta allí y se la jugó.
La división de narcóticos de la policía federal canadiense estaba trabajando en una operación en Tailandia para acabar con el tráfico de drogas que llega desde Tailandia hasta Canadá con demasiada frecuencia, y en esa operación murió uno de sus agentes y Daniel acabó en la prisión de Tailandia condenado a 100 años de cárcel.
El plan de los federales era ponerse en contacto con Daniel, participar en la compra haciéndose pasar por compradores de drogas y detener a Daniel en el aeropuerto a la vuelta. Pero hay algo con lo que los federales no contaban y como no quieren cancelar la operación el plan se tiene que modificar.
Durante la película vamos viendo cómo acabó Daniel en esa situación, su estancia en la prisión, además de la investigación que va haciendo un periodista de investigación llamado Víctor Malarek que se interesa por su caso.
Daniel Léger es un joven yonqui que llevaba seis meses limpio pero ha vuelto a consumir. Intenta ganarse la vida como puede y consigue trabajo en un barco de un hombre llamado Glen que le deja que duerma allí.
Lo que no sabe Daniel es que Glen Picker, al que le ha contado que estuvo en Tailandia, es informante de la policía federal que recibe bastante dinero por cada traficante que ayuda a detener y lo quiere utilizar para ganar dinero. Glen habla con los federales de la división de narcóticos, concretamente con el agente Frank Cooper que recientemente no ha conseguido un ascenso que estaba esperando, y les dice que Daniel trae drogas desde Tailandia.
Después tenemos a Victor Malarek que ante la poco información que sueltan los federales decide viajar hasta Bangkok para hablar personalmente con Daniel Léger y que le cuente su versión de lo ocurrido.
Pero una vez allí resulta que tiene dificultades hasta para hablar con él porque los federales han dado orden de que no dejen que Víctor visite a Daniel en la prisión de Tailandia. Esto no hace más que aumentar el interés de Víctor por el caso y es que Daniel Léger como él mismo dice es un yonqui pero no es traficante de drogas.
Si ha Víctor no le cuesta demasiado verificar que lo que dice Daniel es cierto y no tiene antecedentes de tráfico de drogas y solo es un yonqui normal y corriente ¿cómo puede ser que los agentes federales no lo supieran?
Lo que está claro es que algo tratan de ocultar de esta operación porque Víctor no deja de recibir amenazas de los federales para que deje su investigación y ante su negativa pone en peligro tanto su vida profesional como la personal.