Este anime, titulado Bright: Alma de samurái, tiene lugar en Japón, en los primeros años de la Restauración Meiji y seguimos a un samurái humano y a un orco asesino que son contratados por una joven elfa huérfana para que la lleven hasta Hakodate, la tierra de los elfos.
El burdel en el que trabaja el samurái Izo y al que acaba de llegar una niña elfa huérfana llamada Sonya a la que la gran cortesana Chihaya a tomado como su aprendiz, es atacado por un hombre que busca a la elfa y para el que trabaja un orco llamado Raiden, que viene a ser una especie de mercenario ya que es para lo único que contratan a los de su especie por su fuerza y su gran olfato. Este va a ser el último encargo de Raiden por lo que ya es libre y decide dejar de matar.
Izo consigue poner a salvo a Sonya y ella le contrata para que la lleve hasta Hakodate, la tierra de los elfos de la que le habló Chihaya, dándole la horquilla de la cortesana.
Sonya también contrata al orco Raiden y los tres emprenden el camino que estará lleno de peligros ya que los que van tras la elfa no tiene pinta de que se vaya a rendir tan fácilmente.
Esa horquilla en realidad es una varita mágica y hay dos bandos enfrentados por ella, el bando del Escudo de la luz y el bando del Inferni.
Muy pocos son los que pueden usar la varita y a esas personas se las llama Brights, y la mayoría son elfos. La única manera de saber si eres un Bright es tocar la varita.
Si te apetece ver el anime Bright: Alma de samurái, lo tienes en Netflix y su duración es de 1 hora y 20 minutos. Sinceramente se me hizo algo aburrida, hay partes a las que le podían haber sacado mucho más partido.