Shark Killer

Shark Killer

El cartel de la película Shark Killer (Asesino de tiburones) es muy engañoso porque nos hacen pensar que vamos a ver la típica película que está centrada en ataques de tiburones a personas a los que intentan darles caza, pero no es así.

Tenemos a un exterminador de tiburones llamado Chase Walker, que odia el océano y viaja hasta Ciudad del Cabo, Sudáfrica, para reunirse con su hermano Jake. No hay mucho parecido entre los hermanos porque Chase es adoptado y la relación entre ellos no es que sea idílica.

Jake se dedica al transporte de alta seguridad y le pide a Chase que mate a un tiburón blanco que tiene la aleta dorsal negra, porque se ha comido un gran diamante de valor incalculable.

Chase acaba aceptando el encargo con la condición de que le acompañe la guapa Jasmine en la que se ha fijado y que es la abogada de Jake.

Pero Nix, que es un poderoso señor del crimen local, también se ha fijado en ese gran diamante y le pide a Chase «amablemente» que cuando saque el diamante del tiburón se lo entregue a él y no a Jake.

Y mientras encuentran el tiburón blanco con la aleta dorsal negra, Chase se dedica a tontear con Jasmine y a presumir de lo bueno que está y lo fácil que es para él ligar, cosa que a ratos hasta resulta molesto.

Pues esto es lo que nos espera en la película Shark Killer, con un Chase más centrado en ligarse a Jasmine que en capturar al tiburón, con un Jake al que parece que tan solo le importa recuperar el diamante y a un Nix dispuesto a todo para añadir el diamante a su colección. Mientras que el tiburón se queda en un segundo plano durante gran parte de la película, lo que es una decepción.

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